¿Se acerca la era de los hombres que toman Ozempic?

Un golfista con una modesta barriga sonríe mientras admira un gran golpe inicial. Un atractivo hombre de mediana edad y pelo canoso, en un elegante traje, disfruta una copa de vino mientras una hermosa mujer lo mira a los ojos. Un padre de familia barbudo prepara los alimentos para sus hijos en una cocina bañada de sol.

Estos son los modelos de bienestar que promueve Fella Health, una empresa emergente que receta a los hombres medicamentos populares para perder peso.

Con un discurso de lleno de ciencia popular y estadísticas impactantes, y recursos visuales poco atractivos, Fella intenta responder a la pregunta: ¿cómo les vendes los GLP-1 —la revolucionaria clase de medicamentos como Ozempic que suelen usarse para perder peso— a las personas menos propensas a tomarlos?

Un consejo: no temas hablarles de hombre a hombre. (“¿Estás cansado de alcanzar tus metas de peso, campeón?”, pregunta Fella en uno de sus anuncios de Instagram).

“No te vamos a tratar con delicadeza”, afirmó Richie Cartwright, fundador de Fella. “Somos el mecánico y tú traes un auto que necesita reparación”.

Esta identidad de marca —nada sentimental, medio ruda y muy objetiva— dista mucho de lo que suele verse en el ámbito de la pérdida de peso, un tema sensible para muchas personas. Sin embargo, una ola de empresas parece creer que promover este tipo de medicamentos para hombres, sobre todo los de mediana edad, quizá requiere un método un poco diferente que apele más a los estereotipos masculinos.

El sitio web de Blokes, otra empresa de telemedicina, está repleto de potentes imágenes en blanco y negro de hombres sin camisa levantando pesas; y Ro, antes conocido como Roman, lanzó un anuncio dirigido a hombres interesados en probar el GLP-1. Esas marcas siguen el patrón de otras, como Hims y Keeps, que han tenido éxito comercial mediante la venta discreta de medicamentos para tratar padecimientos delicados como la calvicie y la disfunción eréctil. Si bien los hombres no son para nada inmunes a la vanidad, estas empresas tratan de eludirla.

“Si te concentras demasiado en la apariencia, muchos hombres piensan: ‘Yo no soy así, yo soy un hombre práctico’”, dijo Cartwright, quien calculó que había hablado con más de 1000 hombres sobre sus actitudes respecto a la pérdida de peso.

Cartwright comentó que su empresa ha atraído a casi 10.000 “muchachos” desde que inició operaciones en 2021, y tiene la meta de llegar a un millón en 2026.

Eso representa tan solo una mínima parte de la cantidad de estadounidenses que usan GLP-1 para bajar de peso. Ozempic fue aprobado en 2017 para tratar la diabetes, pero se convirtió en una sensación el año pasado como medicamento para la pérdida de peso. A medida que se disparaba su popularidad, algunas plataformas de telemedicina empezaron a vender alternativas no autorizadas. Fella afirma que receta semaglutida —el ingrediente activo del Ozempic— proveniente de farmacias que elaboran fórmulas magistrales.

La semaglutida en fórmula magistral no ha sido aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) y la agencia advirtió que este tipo de productos quizá no sean seguros ni efectivos.

Aunque no hay datos precisos sobre cuántas personas están tomando GLP-1 ni cuáles son sus géneros, una encuesta realizada el año pasado por KFF, antes la Fundación de la Familia Kaiser, descubrió que el 51 por ciento de las mujeres estadounidenses estaban interesadas en tomar este tipo de fármacos, en comparación con el 38 por ciento de los hombres. Y un estudio de 2020 halló que los hombres del Reino Unido solían evitar el uso de servicios de pérdida de peso porque las mujeres los superan en número o porque les abruma el énfasis en los elogios y el compartir emociones.

Adrienne Bitar, profesora de primeros años de Estudios Estadounidenses en la Universidad Cornell y autora del libro Diet and the Disease of Civilization, mencionó que, en la cultura popular, Ozempic se ha relacionado estrechamente con mujeres famosas que parecen estar obsesionadas con su apariencia.

La estrategia que han adoptado empresas como Fella para publicitar estos medicamentos “trata de legitimar que los hombres pueden ser viriles y perder peso”, señaló Bitar. “Pero no tiene por qué ser un frívolo y vanidoso proyecto de dieta de moda, que es cómo se ha presentado la pérdida de peso de las mujeres durante 150 años”.

Chace Franks, un enfermero especializado de Owensboro, Kentucky, publica videos en TikTok sobre una amplia variedad de temas relacionados con el GLP-1, incluida su propia experiencia con la semaglutida. Franks, que tiene 116.000 seguidores en la aplicación, se especializa en el control de peso y empezó su carrera escribiendo textos descriptivos sobre el GLP-1 en una clínica local. Ahora, trabaja de tiempo completo como proveedor de salud en una empresa de telemedicina que receta semaglutida en fórmula magistral.

Franks afirmó que una amplia mayoría de sus clientes de telemedicina eran mujeres. En su vida personal, relató que muchos de sus amigos varones se muestran “intrigados” por su experiencia con la semaglutida, pero los mensajes culturales negativos relacionados con el uso de medicamentos para perder peso puede hacerlos dudar.

“Los hombres tardan más en pedir ayuda”, dijo Franks, de 35 años. “En la sociedad y en los medios, existe cierta vergüenza por tomar medicamentos para el control de peso. La mayoría de los comentarios que recibo sobre ‘tomar la salida fácil’ viene de hombres”.

Si bien tanto hombres como mujeres expresan descontento con sus cuerpos, las mujeres enfrentan prejuicios más fuertes relacionados con el sobrepeso que los hombres. Y la idea misma de perder peso fuera del entorno de los deportes o el ejercicio se basa en una perspectiva de género, según Emily Contois, profesora asociada de Estudios de Medios en la Universidad de Tulsa.

“La pérdida de peso se comprende como algo femenino y feminizante, no solo en Estados Unidos, sino también en otros países occidentales”, afirmó Contois, quien también es autora del libro Diners, Dudes, and Diets: How Gender and Power Collide in Food Media and Culture.

Eso hace que a algunos hombres les incomode incluso admitir que toman GLP-1.

El año pasado, la empresa de telemedicina Ro, produjo tres anuncios con pacientes para promover el GLP-1. Dos de los anuncios son protagonizados por mujeres, que describen sentirse abrumadas por pensamientos de comida y pregonan la “libertad mental” que los medicamentos les brindan para disfrutar las vacaciones familiares y las salidas nocturnas con amigos. En el tercer anuncio, aparece un paciente joven llamado Josh, vestido con un uniforme de fútbol americano y otro militar, y relata que no puede resistirse a las donas. Los medicamentos, afirma, le han permitido practicar buceo, es decir, retomar un estilo de vida activo.

“El GLP-1 es como la mentalidad militar en una inyección”, describe el paciente.

Jake Beaven-Parshall, un influyente de talla grande que recibió pagos de Weight Watchers para promover sus ofertas de GLP-1, señala que, a fin de cuentas, no debería importar el género de la persona que toma el medicamento para perder peso.

“Es ridículo tratar de feminizar tu salud o ponerle género al cuidado de la salud. Tienes que hacer lo que sea mejor para ti”, concluyó.

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